Muchas veces nos vienen familias a nuestra academia de inglés, francés y alemán
tanto en Santiago como en Bertamiráns que buscan clases de inglés para sus hijos/as ya que, aunque estén sacando buenas notas, no saben comunicarse en inglés. ¿Cuál es el motivo? Que la enseñanza tradicional del inglés en los colegios e institutos sigue enfocada en la escritura y no en la expresión oral. Es decir, se puede hablar mal y con un acento que lo hará muy difícil para un nativo entender lo que se está diciendo, pero si se escribe bien se sacará una buena nota. En cambio, si un/a alumno/a tiene una expresión oral muy buena, pero comete fallos al escribir, puede suspender un examen. El inglés – igual que el francés – es un idioma que no tiene una relación muy directa entre cómo se pronuncia y cómo se escribe. Es decir que funciona todo lo contrario que el español que tiene una relación muy directa y casi se puede decir “se escribe como se habla”. La ortografía del inglés en cambio es bastante complicada. Como los niños esto lo saben, intentan pronunciar las palabras tal como se escriben y se dirían en español ya que así tendrán menos problemas con la ortografía y en consecuencia con las notas. Esta situación por supuesto que es fatal ya que lleva a que un/a nativo/a no entienda bien cuando un español habla inglés y al contrario será muy difícil para un/a alumno/a español/a entender a un/a nativo/a que pronuncia las palabras de una forma completamente diferente.
Por esta razón en A Casa das Linguas, le damos mucha importancia a la comunicación oral, es decir al hablar. Los/las niños/as escuchen desde el primer momento inglés en clase, fomentamos el uso del inglés a través de nuestras preguntas cotidianas con las que empezamos cada clase. Con este ejercicio el alumnado aprende a preguntar y responder entre ellos/as preguntas cotidianas, adaptadas a cada nivel. Le damos mucha importancia, no solo a que se use frases completas usando una gramática correcta, sino que también nos fijamos mucho en la pronunciación y vamos corrigiendo desde el primer momento, para que los/las niños/as se den cuenta de la importancia que tiene una buena pronunciación.
Además quedan muy orgullosas/os si notan que saben comunicarse y además de una forma correcta. Empezamos con este ejercicio ya en los grupos de niños/as de 3 años, aunque por supuesto a esta edad son pocas preguntas y respuestas que van a aprender.
Solo nos queda esperar que en la enseñanza pública cambiasen también una vez por todas el enfoque principal y le dieran a la comunicación oral la importancia que le corresponde.
